6 de octubre de 2009

"No reconozco el espíritu planificado"

Después de mucho tiempo junto a Faulkner, Dostoievsky, Woolf, Joyce y tantos otros más, decidí cambiar un poco de género y agarrar un libro de Antonin Artaud, que casi en un modo accidental me había llevado a un corto viaje del que acabo de volver. No pensaba terminar mi libro anterior de Turgueniev para comenzar con Artaud, pero digamos que me atrapó lo suficiente como para leerlo en pocos días y, por esa razón digo "en un modo casi accidental", verme "obligado" a leer al filósofo, poeta, dramaturgo, ensayista, director y actor francés.
Lo que les quiero dejar en esta ocasión, es el comienzo de su primera obra, titulada: "El ombligo de los limbos", y que me pareció sencillamente excelente. Vendría a ser una suerte de introducción, por decirlo de algún modo, en la que el escritor francés se nos presenta y se muestra, como lo hará siempre a lo largo de su obra, tal cual es, reflejando su forma pura de ver la vida, sencilla si se mira la vida desde el ojo de la libertad.
Bueno, no hay mucho más por decir, el resto está en sus palabras, en lo que nos dejó. Espero que les agrade.


Allí donde otros proponen obras yo no pretendo otra cosa que mostrar mi espíritu.
La vida consiste en arder en preguntas

No concibo la obra como separada de la vida.
No amo la creación separada. No concibo tampoco el espíritu separado de sí mismo. Cada una de mis obras, cada uno de los planes de mí mismo, cada una de las floraciones heladas de mi vida interior echa su baba sobre mí.
Me reconozco tanto en una carta escrita para explicar el encogimiento íntimo de mi ser y la castración insensata de mi vida, como en un ensayo exterior a mí mismo, y que aparece en mí, como un engendro indiferente de mi espíritu.
Sufro que el Espíritu no esté en la vida y que la vida no esté en el Espíritu, sufro del Espíritu órgano, del Espíritu-traducción, o del Espíritu-intimidación-de-las-cosas para hacerlas entrar en el Espíritu.
Yo pongo este libro suspendido en la vida, deseo que sea mordido por las cosas exteriores y antes que nada por todos los sobresaltos en acecho, todas las oscilaciones de mi yo por venir.
Todas estas páginas se arrastran como témpanos en el espíritu. Disculpen mi absoluta libertad. Me rehuso a hacer diferencias entre cada uno de los minutos de mí mismo. No reconozco el espíritu planificado.
Es necesario terminar con el Espíritu como con la literatura. Digo que el Espíritu y la vida se comunican en todos los grados. Yo quisiera hacer un Libro que trastorne a los hombres, que sea como una puerta abierta y que los conduzca donde ellos no habrían jamás consentido llegar, simplemente una puerta enfrentada a la realidad.
Y esto no es un prefacio de un libro como no lo son los poemas que lo jalonan ni la enumeración de todas las furias del malestar.
Esto no es más que un témpano mal tragado.


Un saludo a todos. Paz!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

excelente! un genio este hombre
blas

ivan dijo...

yo lei ese libro, un delirio!! pero vale la pena. un grande antonin!