25 de marzo de 2011
El Estado miente deliberadamente
Como primera salida estaba la religión, que la máquina educativa tradicional se encarga de implantar en cada niño. De esta suerte -y pese a ser hijo de padres (judíos) absolutamente irreligiosos- llegué a una honda religiosidad, que sin embargo llegó abrupto fin a la edad de doce años. A través de la lectura de libros de divulgación científica me convencí en seguida de que mucho de lo que contaban los relatos de la Biblia no podía ser verdad. La consecuencia fue un librepensamiento realmente fanático, unido a la impresión de que el Estado miente deliberadamente a la juventud; una impresión demoledora. De esta experiencia nació la desconfianza hacia cualquier clase de autoridad, una actitud escéptica hacia las convicciones que latían en el ambiente social de turno; postura que nunca volvió a abandonarme, si bien es cierto que más tarde, al comprender mejor las conexiones causales, perdió su primitivo filo.
Albert Einstein (Extracto de "Notas autobiográficas")
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si
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