Comenzando con Colón, los invasores europeos de las Américas tenían un arma secreta que incluso ellos desconocían. Transportaban bacterias y virus de enfermedades mortales, como la viruela, a los que los americanos originales nunca habían sido expuestos. A los europeos les gusta creer que fue con su valor y sus superiores armamentos y cultura con lo que conquistaron el Nuevo Mundo. Los verdaderos conquistadores fueron los ejércitos de patógenos que avanzaron primero infectando y matando a nueve de cada diez indios de Norte, Centro y Sur América. Las grandes civilizaciones del Nuevo Mundo se derrumbaron bajo el ataque de los microbios invasores. Sin su ejército invisible, Cortez y los que siguieron posiblemente nunca hubieran tenido oportunidad.
Pero, ¿qué pasa con las civilizaciones que se auto-destruyen? Nuestros sistemas económicos fueron desarrollados cuando el planeta y su aire, ríos, océanos, tierras, parecían infinitos. Evolucionaron mucho antes de que veamos por primera vez a la Tierra como el diminuto organismo que es en realidad. Todos son iguales en un aspecto... son manejados por el lucro, y por lo tanto, centrados. Los sistemas económicos vigentes, sin importar su ideología, no tienen mecanismos incorporados para proteger a nuestros descendientes a más de 100 años en el futuro, y mucho menos, 100.000. En cierto sentido, estamos por delante de las personas de la antigua Mesopotamia. A diferencia de ellos, entendemos lo que está sucediéndole a nuestro mundo. Por ejemplo, estamos bombeando gases de efecto invernadero en nuestra atmósfera a un ritmo que no se veía en la Tierra desde hace un millón de años. Y el consenso científico es que estamos desestabilizando nuestro clima. Pero nuestra civilización parece estar aferrada a la negación; una especie de parálisis. Hay una desconexión entre lo que sabemos y lo que hacemos. Ser capaces de adaptar nuestro comportamiento a los desafíos es una de las mejores definiciones de inteligencia que conozco. Si nuestra inteligencia superior es el sello distintivo de nuestra especie, entonces deberíamos usarla, como todos los demás seres utilizan sus ventajas distintivas... para ayudar a asegurar que su descendencia prospere, y su herencia se transmita, y que la estructura de la naturaleza que nos sustenta esté protegida. La inteligencia humana es sin duda imperfecta, y recién surgida. La facilidad con la que puede ser embaucada, abrumada, o subvertida por tendencias manipuladoras, a veces disfrazadas como la luz de la razón, es preocupante. Pero si nuestra inteligencia es la única ventaja, debemos aprender a usarla mejor. Mejorarla. Para entender sus limitaciones y deficiencias. Para usarla como los gatos usan el sigilo antes de abalanzarse. Como los bichos palo usan el camuflaje. Para que sea la herramienta de nuestra supervivencia. Si hacemos esto, podemos resolver casi cualquier problema que estamos propensos a enfrentar en los próximos 100.000 años.
Cosmos: A Spacetime Odyssey (Fragmento del Capítulo 11, "The Immortals", de la serie documental, 2014)
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