13 de febrero de 2015
Lo único que cuenta en el mundo
No, amigo mío, es terrible tener que admitirlo, pero no hay justicia en el mundo.
Peor aún, no puede haber justicia mientras vivamos bajo condiciones que permitan que una persona se aproveche de las necesidades de otra, que saque beneficios de ello y que explote a su semejante.
No puede haber justicia mientras un hombre sea gobernado por otro, mientras uno tenga la autoridad y el poder de forzar a otro contra su voluntad.
No puede haber justicia entre amo y criado.
Ni igualdad.
Justicia e igualdad solamente pueden existir entre iguales.
¿Podemos decir que el pobre barrendero y Morgan son socialmente iguales? ¿Y la lavandera y Lady Astor?
Hagamos que Lady Astor y la lavandera entren en cualquier lugar, privado o público. ¿Serán recibidas y tratadas igual?
Simplemente sus ropas determinarán las respectivas bienvenidas.
Ya que sus vestidos, en las presentes circunstancias, indican la diferente posición social de las dos, su situación en la vida, sus influencias y sus riquezas.
Puede que la lavandera haya trabajado duramente durante toda su vida, puede que haya sido el miembro más laborioso y útil de la comunidad. Puede ser que la señora no haya trabajado en su vida, puede ser que nunca haya sido útil en lo más mínimo a la sociedad. Pero será la rica dama quien será bien recibida y a quien se preferirá.
He escogido este ejemplo casero porque simboliza todo el carácter de nuestra sociedad, de toda nuestra civilización.
Es el dinero y la influencia y la autoridad que trae aparejadas consigo, lo único que cuenta en el mundo.
No hay justicia, sino posesión.
Amplía este ejemplo hasta englobar en él tu propia vida y hallarás que justicia e igualdad son palabras huecas, mentiras con las que te adoctrinan, mientras dinero y poder son verdaderos, reales.
Alexander Berkman (Fragmento de la obra "El ABC del comunismo libertario", Capítulo VIII, "Justicia", 1929)
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