Imágen de "Dekalog I"
"-¿Por qué se muere la gente?
-De un ataque al corazón, de cáncer, por un
accidente o de viejo.
-Me refería a qué es la muerte.
-¿La muerte? El corazón deja de bombear sangre y
no llega al cerebro. Y luego todo se detiene, se para... muere y se termina.
-¿Y entonces qué queda?
-Las acciones. El recuerdo de lo que hiciste, tu
recuerdo. El recuerdo es importante. Recuerdas a alguien por dar brincos o por
ser buena persona. Recuerdas la cara, la sonrisa que tenía, si le faltaba un
diente. Es demasiado temprano Pawel. ¿Qué esperas de mí? Es muy temprano.
-Dejemos que su alma descanse en paz. No has dicho nada
del alma.
-Es una forma de despedirse. El alma no existe.
-La tía Irena dice que sí...
-Algunos encuentran la vida más fácil creyendo
esto.
-¿Y tú?
-¿Yo? De hecho no lo sé... ¿En qué estás pensando?
-No es nada... es sólo... Esta mañana estaba contento por haber resuelto el
problema. Y vino una paloma a comerse las migas. Cuando encontré aquel perro
muerto de camino a la tienda me arrodillé y pensé: ¿Para qué sirve? ¿Para qué
saber cuánto tarda Peggy en coger a Gustavo? (en referencia al problema
matemático resuelto en la mañana). No tiene sentido.
-¿Qué perro?
-El de los ojos amarillos. Siempre estaba en la
basura. Daba mucha pena, ¿sabes? (...) Quizá se encuentre mejor dondequiera que
esté."
Krzysztof Kieślowski (Fragmento del capítulo uno de "Dekalog", 1989).
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