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“Pero, hombre – le gritarán -, es inútil rebelarse contra ello: ¡dos por dos son cuatro! La naturaleza no le pide a usted su opinión; a ella no le importan los deseos de usted, ni si le gustan o no le gustan sus leyes. Está usted obligado a aceptarla tal cual es y, por ende, todos sus resultados. O sea, que un muro de piedra es un muro de piedra …,etc.,etc.,” pero, Dios santo, ¿qué me importan a mí las leyes de la naturaleza y la aritmética cuando, por el motivo que sea, no me gustan esas leyes ni tampoco el que dos por dos son cuatro? Ni que decir tiene que nunca podré romper ese muro de piedra a cabezazos si no tengo fuerza bastante para ello, pero nunca me resignaré ante él sólo porque sea un muro de piedra y porque no tengo fuerza bastante para derribarlo."
F.M. Dostoyevski (Fragmento del libro Memorias del subsuelo)
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